Kunstkammer de Viena
Los emperadores de la dinastía de los Habsburgo - especialmente Rodolfo II - fueron unos diligentes coleccionistas de los tesoros que actualmente se exhiben en el Kunsthistorisches Museum de Viena. La pieza central de la colección es el precioso salero de Benvenuto Cellini, o Saliera, creado a mediados del s. XVI. Hay otros muchos trabajos de orfebrería que tampoco dejan indiferentes a los visitantes, como por ejemplo el servicio de desayuno de María Teresa.
Además, se pueden contemplar otras muchas obras de arte que se han ido recopilando desde la Edad Media: Figurillas, relojes, pinturas, esculturas, tapices, monedas, armas y diversas rarezas de la naturaleza. También se expone un "Natternzungen Kredenz" (alrededor de 1450), que aún conserva los dientes fósiles de tiburón, en aquella época considerados misteriosos restos de dragón, así como el vaciado natural de un Bufo bufo o sapo común. Lo más destacado es, sin duda, el cuenco con forma de dragón de lapislázuli. Esta serie de curiosos objetos de exposición se completan con divertidos juegos de té y todo tipo de vasijas y vasos.
El valor de esta colección, que ha estado en restauración de 2002 a 2012, es sin duda inconmensurable. La así llamada Cámara de Arte y de las Maravillas de los Soberanos eran el museo y la suma de los conocimientos de la época sobre el mundo: 2.162 objetos que se encuentran en Viena y se exponen por primera vez distribuidos en 20 salas y más de 1.000 años de historia que se pueden vivir en los 2.717 metros cuadrados que abarca la Kunstkammer. El objeto expuesto más antiguo es una placa de marfil del siglo IX y, por contra, el más reciente lo constituye una de las pinturas del techo, que data de 1891.