En los tiempos del Imperio Austrohúngaro había en Viena numerosos perfumistas. Perfumerías tradicionales como Nägele y Strubell crearon sus propios aromas e incluso se convirtieron en los proveedores imperiales. También tiene una larga historia un perfume de la casa Kniže. Esta camisería masculina también fue un famoso proveedor imperial y se encontraba en una de los establecimientos diseñados por Adolf Loos. En la década de 1920, Kniže se reconvirtió en una popular marca de ropa de caballero del Modernismo. Data de esta época también Kniže Ten la primera serie de fragancias masculinas del mundo. El nombre del perfume hace referencia a la puntuación más alta que se puede obtener en un partido de polo, diez puntos, y por lo tanto pretende simbolizar la máxima elegancia. Kniže Ten es una de esas escasas fragancias en el mundo con notas de cuero y, hasta la fecha, un clásico atemporal.

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La reinterpretación de los olores de la época imperial es la especialidad de la empresa Wiener Blut. Así, el perfume Palais Nizam evoca recuerdos del archiduque Francisco Fernando en India. Cada perfume elaborado por esta línea de perfumes para ambos sexos tiene una historia que contar. La última creación se llama Freudian Wood, nombre que juega con el significado de la madera en la interpretación de los sueños de Sigmund Freud. Los perfumes pueden encontrarse en J. & L. Lobmeyr, Kussmund Schönheitsspezialitäten, Stattgarten y en Saint Charles Cosmothecary.

La Saint Charles Cosmothecary está especializada en cosmética natural y produce sus propios perfumes bajo su propia marca. Los Saint Charles Eaux de Toilette combinan el arte de la farmacia y la perfumería. Fueron creados en colaboración con el perfumista Paul Divjak y están compuestos de aceites esenciales naturales puros. Al ser fragancias modernas, no tienen connotaciones de género.