Backstage del Baile de la Ópera
¿Es bailar lo único que se puede hacer en un baile? ¿Y qué se hace cuando a uno le entra el hambre? Hemos acompañado a dos parejas al Baile de la Ópera y echamos una mirada tras los bastidores. Con ocasión del más famoso de los cerca de 450 bailes que tienen lugar en Viena durante el año, la Ópera del Estado se transforma en una suntuosa pista de baile.
Mapa
El Baile de la Ópera tiene un estricto código de vestimenta. Para los caballeros es obligatorio el frac de pajarita blanca, sin el cual está prohibida la entrada al baile de los bailes. El reloj de pulsera tiene que quedarse en casa, pues con el frac se lleva reloj de bolsillo.
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© WienTourismus/Peter Rigaud/Couture: Vivienne Westwood Vienna
Para las señoras los preparativos se alargan un poco más. El código del Baile de la Ópera exige un gran vestido largo y un peinado festivo en caso de llevar el pelo largo. No debe faltar, por supuesto, un maquillaje perfecto.
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© WienTourismus/Peter Rigaud/Couture: Vivienne Westwood Vienna
Elegantemente vestidos, inician el camino de la Ópera. La entrada por la alfombra roja hacia la escalera principal es un verdadero desfile. La flor y nata de la sociedad pasa por aquí y es acompañada por la lluvia de flashes de los fotógrafos. Los vestidos son el centro de atención.
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© WienTourismus/Peter Rigaud/Couture: Vivienne Westwood Vienna
Los que tienen un palco pueden considerarse afortunados. En los palcos se puede gozar, tranquilamente y con una copa de cava, de las representaciones artísticas de la ceremonia de inauguración y del consiguiente bullicio en la sala de baile.
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© WienTourismus/Peter Rigaud/Couture: Vivienne Westwood Vienna
Con las palabras “Alles Walzer“ (todos a bailar el vals) se abre la pista al público. Bailar un vals en el Baile de la Ópera es obligatorio. Justo a la medianoche y tras haber recibido las instrucciones, el público baila una desenfadada cuadrilla, lo que suele terminar en un divertido desconcierto.
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© WienTourismus/Peter Rigaud/Couture: Vivienne Westwood Vienna
Cuando los asistentes no bailan, se pasean por la Ópera, que ese día es accesible desde los sótanos hasta las buhardillas. Numerosos bares, salones, bufetes, un bar de champán y uno de ostras y una taberna de vinos esperan al visitante.
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© WienTourismus/Peter Rigaud/Couture: Vivienne Westwood Vienna
El Baile de la Ópera permite disfrutar del baile para todos los gustos. En la discoteca, los asistentes mueven el cuerpo al ritmo desenfrenado de los DJs. En total hay unos 150 músicos tocando.
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© WienTourismus/Peter Rigaud/Couture: Vivienne Westwood Vienna
Bailar abre el apetito. Por suerte, en el Baile de la Ópera se instala también un puesto de salchichas. Claro está que incluso en este elegante baile se comen las salchichas con los dedos.
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© WienTourismus/Peter Rigaud/Couture: Vivienne Westwood Vienna
Tras la última cuadrilla a las cuatro de la madrugada se puede aún bailar un slow fox o un vals lento. Los asistentes ya empiezan a sentirse algo cansados.
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© WienTourismus/Peter Rigaud/Couture: Vivienne Westwood Vienna
Los pies duelen y una larga noche de baile toca a su fin. El baile cierra sus puertas oficialmente a las cinco de la madrugada. Es entonces cuando los asistentes pueden llevarse a casa una parte de las exuberantes decoraciones florales.
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© WienTourismus/Peter Rigaud/Couture: Vivienne Westwood Vienna
El Baile de la Ópera tiene un estricto código de vestimenta. Para los caballeros es obligatorio el frac de pajarita blanca, sin el cual está prohibida la entrada al baile de los bailes. El reloj de pulsera tiene que quedarse en casa, pues con el frac se lleva reloj de bolsillo.
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© WienTourismus/Peter Rigaud/Couture: Vivienne Westwood Vienna
Para las señoras los preparativos se alargan un poco más. El código del Baile de la Ópera exige un gran vestido largo y un peinado festivo en caso de llevar el pelo largo. No debe faltar, por supuesto, un maquillaje perfecto.
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© WienTourismus/Peter Rigaud/Couture: Vivienne Westwood Vienna
Elegantemente vestidos, inician el camino de la Ópera. La entrada por la alfombra roja hacia la escalera principal es un verdadero desfile. La flor y nata de la sociedad pasa por aquí y es acompañada por la lluvia de flashes de los fotógrafos. Los vestidos son el centro de atención.
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© WienTourismus/Peter Rigaud/Couture: Vivienne Westwood Vienna
Los que tienen un palco pueden considerarse afortunados. En los palcos se puede gozar, tranquilamente y con una copa de cava, de las representaciones artísticas de la ceremonia de inauguración y del consiguiente bullicio en la sala de baile.
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© WienTourismus/Peter Rigaud/Couture: Vivienne Westwood Vienna
Con las palabras “Alles Walzer“ (todos a bailar el vals) se abre la pista al público. Bailar un vals en el Baile de la Ópera es obligatorio. Justo a la medianoche y tras haber recibido las instrucciones, el público baila una desenfadada cuadrilla, lo que suele terminar en un divertido desconcierto.
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© WienTourismus/Peter Rigaud/Couture: Vivienne Westwood Vienna
Cuando los asistentes no bailan, se pasean por la Ópera, que ese día es accesible desde los sótanos hasta las buhardillas. Numerosos bares, salones, bufetes, un bar de champán y uno de ostras y una taberna de vinos esperan al visitante.
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© WienTourismus/Peter Rigaud/Couture: Vivienne Westwood Vienna
El Baile de la Ópera permite disfrutar del baile para todos los gustos. En la discoteca, los asistentes mueven el cuerpo al ritmo desenfrenado de los DJs. En total hay unos 150 músicos tocando.
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© WienTourismus/Peter Rigaud/Couture: Vivienne Westwood Vienna
Bailar abre el apetito. Por suerte, en el Baile de la Ópera se instala también un puesto de salchichas. Claro está que incluso en este elegante baile se comen las salchichas con los dedos.
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© WienTourismus/Peter Rigaud/Couture: Vivienne Westwood Vienna
Tras la última cuadrilla a las cuatro de la madrugada se puede aún bailar un slow fox o un vals lento. Los asistentes ya empiezan a sentirse algo cansados.
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© WienTourismus/Peter Rigaud/Couture: Vivienne Westwood Vienna
Los pies duelen y una larga noche de baile toca a su fin. El baile cierra sus puertas oficialmente a las cinco de la madrugada. Es entonces cuando los asistentes pueden llevarse a casa una parte de las exuberantes decoraciones florales.
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© WienTourismus/Peter Rigaud/Couture: Vivienne Westwood Vienna
Texto: Susanne Kapeller
La temporada de bailes