El Museo de las Ilusiones no es el más grande del amplio panorama museístico de Viena. No obstante, en todos sus rincones siempre hay algo que descubrir. Más de 70 piezas expuestas ofrecen nuevas formas de percibir y mucha diversión. Se trata de un museo especialmente adecuado para los más pequeños, y es que todo está pensado para participar; la interacción lo es todo.

Juegos ópticos de magia para grandes y pequeños

En el Museo de las Ilusiones de Viena se puede desafiar la gravedad en una habitación inclinada, observar a otros visitantes mientras se agrandan o encogen, perder el suelo bajo los pies en el túnel del vórtice (un cilindro giratorio) y correr por las paredes, servirse la cabeza en una bandeja o hacerse una foto en un espacio infinito. Atención: algunas salas pueden provocar mareos, ya que el cerebro tiene que adaptarse a estas ilusiones.

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¡Sí a las fotos!

Muchas de las salas resultan todavía más espectaculares en las fotos, como es el caso de la habitación invertida o la ilusión con la silla. Consejo: visite el museo en pareja o en grupo, ¡así podrán fotografiarse mutuamente! En el suelo hay símbolos que marcan la posición correcta para las mejores fotos.

También hay juegos de ingenio y rompecabezas para resolver. Y si no tiene suficiente paciencia durante la visita, eche un vistazo a la pequeña y coqueta tienda del museo, donde podrá comprar regalos realmente originales.

El Museo de las Ilusiones es ideal para toda la familia, curiosos, atrevidos y fans de Instagram. La visita dura aproximadamente una hora. La excursión al museo puede combinarse perfectamente con un paseo por el centro de la ciudad, por ejemplo, visitando las tiendas y un descanso en una cafetería vienesa. Si viaja con niños, en las ofertas para familias encontrará muchas más actividades para pasar un buen rato.