Spittelberg, con sus pequeñas y románticas calles, y sus encantadoras casitas de estilo Biedermeier, se encuentra justo al lado del MuseumsQuartier. Entre las calles Breite Gasse y Sigmundsgasse aparece el bullicioso mundo de la cultura local, que va desde el típico mesón vienés hasta bares de lo más chic, elegantes restaurantes o los populares locales de estudiantes. La mayoría de ellos resultan atractivos en verano por sus "Schanigärten" (como se llama en Viena a las terrazas al aire libre).

Al público más joven le gusta ir al Amerling Beisl. Destaca el idílico jardín de estilo Biedermeier del patio interior. En un ambiente agradable y mucha madera acogedora, el Tian Bistro am Spittelberg sirve fantástica cocina vegetariana.

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La cocina vienesa ha legado igualment gran cantidad de restaurantes: El Witwe Bolte es el local más antiguo de Spittelberg y posee, además, un menú muy variado para vegetarianos. Las esquisiteces vienesas también son la especialidad del Restaurante Zu ebener Erde und erster Stock. En el Gasthaus «Am Spittelberg» y en el restaurante Bohème, se podrán catar especialidades de la cocina vienesa.

El Collina am Berg sirve lo mejor de las aguas y bosques de la zona, así como de la agricultura ecológica. La sostenibilidad, la sencillez y la proximidad a la naturaleza tienen un papel muy importante en este establecimiento. El restaurante sirve platos internacionales con alma austriaca. El Hertz & Seele es una mezcla de coctelería y taberna. Ofrece una carta de vino y cócteles, acompañados de una pequeña selección de comida. Por cierto, también sirve opciones veganas. 

Además de Melange y strudel de manzana, Das Café ofrece un espacio equipado de una forma variopinta y el encanto de un salón de casa. El Burgermacher prepara al lado sus afamadas hamburguesas orgánicas y otras variantes vegetarianas muy creativas. Incluso el Ketchup es creación de la casa. Por supuesto que en Spittelberg también hay más bares y pubs donde se sirven cócteles.

Nuestra recomendación: cada año el Mercado de Navidad de Spittelberg (que se celebra de mediados de noviembr hasta Navidad) tiene un ambiente especial.

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El antiguo barrio de las luces rojas

El Spittelberg resplandece hoy con una luz preciosa. Pero no siempre fue así. Dada su proximidad al centro de la ciudad, en este lugar se asentaron en su día artesanos y jornaleros. Pronto le siguieron las bodegas y los locales de alterne. En la época del emperador José II, hijo de María Teresa, abundaban los burdeles en Spittelberg, los cuales, al parecer, el emperador también gustaba de frecuentar de incógnito, si bien se oponía a ellos de forma oficial. En el siglo XIX las actividades inmorales desarrolladas en Spittelberg alcanzaron su punto álgido. Los músicos callejeros, los malabaristas, los feriantes y las prostitutas dominaban la escena callejera.

Hoy en día ya no quedan indicios de todo aquello, sino todo lo contrario. Spittelberg es una zona residencial muy cara, perfectamente acondicionada y reurbanizada. Además de los numerosos establecimientos en las casas Biedermeier, también hay galerías a la moda y estudios de arte y artesanía.