El Servitenviertel vienés posee un encanto extraordinario, con casas especialmente bien cuidadas y conservadas. Las pintorescas calles están repletas de floristerías, bonitas tiendecitas y muchos bares. Alrededor de la Iglesia de los Servitas, una construcción barroca del s. XVII, reina un ambiente casi provinciano. En verano, la plaza adoquinada ofrece un lugar cómodo para sentarse en una de las numerosas terrazas. Las preciosas fachadas de madera conservadas de las tiendas también destacan, como la fábrica de chocolates Xocolat, donde podrá ver a los propios chocolateros elaborando sus chocolates y dulces a través del escaparate.

El Servitenviertel cuenta con una gran influencia francesa. Se puede sentir la cercanía del Lycée Français, una escuela privada francesa. A menudo se escucha hablar francés en las calles y los bares emanan un notable estilo parisino. El corazón del barrio es la calle Servitengasse. Haciendo esquina con la Porzellangasse se encuentra La Mercerie. Con el restaurante francés, el Servitenviertel se sigue ganando su reputación de "pequeño París". Viejos estantes de farmacias y un bonito suelo de baldosas constituyen el entorno perfecto para los cruasanes y baguettes caseros de la panadería, y para las tartas y pepitos que llegan todos los días frescos de París y que pueden disfrutarse directamente en el local, junto con clásicos franceses como la quiche lorraine y bandejas con quesos. Justo al otro lado de la calle, el restaurante Plain sirve saludable soul food con gran variedad de platos veganos.

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Steirasia es un restaurante de cocina de fusión asiática y estiria. Una nueva incorporación a la gastronomía de la calle Servitengasse. El Porzellan llama la atención por su interiores blancos, pero su menú internacional también merece la pena. Un portal más allá, el Scala hará disfrutar a los apasionados de la cocina italiana. Justo al lado, la Suppenwirtschaft ofrece curris sanos y ensaladas, y, naturalmente, también sopas. En la tienda de delicatessen de Gerald König uno se detiene para buscar ostras, tartar de ternera o pescado, queso y, por supuesto, el mejor acompañamiento de vino.

Encanto pintoresco en Servitenplatz

Los locales con terraza que hay en Servitenplatz ofrecen una bonita vista de la Iglesia de los Servitas: En consonancia con el ambiente del barrio que lo rodea, Harald Brunner prepara platos de inspiración francesa con un toque austriaco en su restaurante, que lleva el mismo nombre. El Kiang Wine & Dine destaca por sus excelentes vinos y su buena comida callejera china. También merece la pena visitar el elegante restaurante italiano La Pasteria, que ofrece todas las variantes posibles de pasta, algo que completa con selectos platos de carne y pescado de la cocina italiana.

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Una vuelta por la Berggasse

Los locales de la Berggasse también merecen una visita: Zum Roten Bären es una taberna de moda con un público joven y cocina vienesa buena y sencilla. Hay buena comida casera en el Rebhuhn, una taberna vienesa típica situada en la esquina. Los revestimientos de madera del local parecen sacados de un libro de cuentos. El Ragusa, también en la Berggasse, está orientado sin embargo hacia la cocina de pescado dálmata.

Lugares Escondidos

Uno de los lugares más destacados, pero menos conocidos, del ámbito culinario se encuentra en la Pramergasse 21. No hay nada que indique que uno de los mejores restaurantes de Viena se encuentra detrás de esta discreta fachada. Se podría pensar que el Pramerl & the Wolf es una taberna más. En el interior, los visitantes encontrarán un ambiente acogedor con una barra de madera antigua y paredes con paneles de madera, solo hay unas pocas mesas. Se sirve cocina vienesa radicalmente moderna, galardonada con una estrella de la Guía Michelin, pero sin el gran alboroto de la alta cocina. De esta forma también se puede conocer la cocina vienesa. Imprescindible reservar: ¡tienen lista de espera de semanas!

Una calle más allá, en la Seegasse, también merece la pena echar un vistazo detrás de una fachada. El cementerio judío más antiguo de Austria aún conservado se encuentra en el patio interior de la casa de retiro de Rossau. En 2013, se descubrieron en este lugar lápidas centenarias durante unas obras de renovación. Desde la terraza de la residencia de ancianos, los visitantes pueden echar un vistazo a este cementerio único a nivel histórico, cuya historia se remonta a mediados del siglo XVI.

Una visita a Sigmund Freud

Si quiere seguir los pasos de la Viena judía, no puede perderse el Museo Sigmund Freud en la famosa Berggasse 19. Desde 2020, también se pueden ver las antiguas habitaciones privadas de Sigmund Freud. El museo no solo relata el surgimiento del psicoanálisis, también es una pieza de historia contemporánea sobre la vida de una familia vienesa a principios del siglo pasado. El creador del psicoanálisis vivió y trabajó en la Berggasse 19 desde 1891 hasta 1938, cuando emigró a Gran Bretaña.

El Gartenpalais Liechtenstein, un magnífico palacio barroco con un hermoso parque propiedad de la Casa de Liechtenstein, y la Strudlhofstiege también merecen una visita. La escalera más famosa de Viena se construyó en 1910 y es un bello ejemplo del Modernismo vienés con sus escaleras curvas y barandillas verdes. Se dio a conocer a través de la novela homónima de Heimito Doderer.